La Bella Narcoléptica y el Maléfico Amor
En un lejano reino, había una princesa llamada Lola Menta, pero todos la conocían como "La Bella Narcoléptica". La razón era sencilla: Lola Menta tenía narcolepsia, lo que significaba que se quedaba dormida en los momentos más inoportunos.
Todo comenzó en su bautizo, cuando la malvada bruja Maléfica apareció sin ser invitada. Mientras el rey y la reina presentaban a su bebé al reino, Lola Menta se quedó dormida y soltó un fuerte ronquido, lo que hizo que todo el pueblo se riera. Maléfica, en lugar de maldecirla, se rió tanto que no pudo lanzar ninguna maldición.
Lola Menta creció, y su narcolepsia no desapareció. A menudo, mientras hablaba con alguien, caía en un profundo sueño sin previo aviso. La gente del reino se acostumbró y, en lugar de preocuparse, comenzó a considerarlo un espectáculo. Se organizaban reuniones y fiestas para ver cuándo y dónde Lola se quedaría dormida. En una de esas veces, concretamente en su décimo cumpleaños, se quedó durmiendo mientras soplaba las velas de la tarta.
Un día, mientras daba un paseo en el bosque, Lola Menta se encontró con Maléfica. En lugar de sentir miedo, Lola se rió y dijo: "¡Oh, eres tú! La última vez que te vi, me quedé dormida en mi bautizo". Maléfica también rió y respondió: "Sí, no puedo olvidarlo. Pero, esta vez, no he venido para maldecirte. He venido a… pedirte una cita". La bella se rió aún más fuerte y dijo: "¡Eres graciosa! ¡Claro, acepto!"Así comenzó un romance inusual entre la Bella Somnolienta y la bruja Maléfica. Se reunían en lugares secretos, y Lola siempre llevaba una manta y una almohada por si se quedaba dormida. Maléfica incluso le tejía una bufanda para mantenerla abrigada mientras dormía.
El pueblo no entendía este extraño romance, porque todos sabían que Maléfica era una bruja malvada y que quizás tendría un malévolo plan para destruir a su princesa y al reino. Pero, esto no era así, Maléfica estaba verdaderamente enamorada de la princesa, al igual que la princesa de ella. Se sentían libres.
Una noche, mientras la Bella y Maléfica se abrazaban junto a una fogata, Lola le preguntó: “¿Por qué todos te odian y yo te soporto?” La malvada bruja dijo con tristeza: "Lola Menta, hay algo que necesito contarte. Soy una bruja malvada, después de todo". Lola, mientras bostezaba, respondió: "Sí, lo sé, pero también eres una de las personas más divertidas que he conocido. ¡Y me haces reír incluso cuando me quedo dormida en medio de una conversación!" Maléfica sonrió y abrazó a la princesa mientras esta se quedaba dormida en sus brazos. "Lola Menta," susurró Maléfica, "aunque soy una bruja, estoy dispuesta a cambiar por ti. Prometo ser menos malvada y más divertida". De repente, los cuernos de Maléfica desaparecieron.
Y así, la bruja mantuvo su promesa, y el reino pronto dejó de temerla. La Bella Somnolienta y Maléfica vivieron felices para siempre, disfrutando juntas, y compartiendo risas y abrazos, incluso si Lola se quedaba dormida en medio de una carcajada.
Y esta es la historia de "La Bella Narcoléptica y el Maléfico Amor", que nos enseña que el amor puede surgir en los lugares más inesperados, y que ser uno mismo es lo más importante. Asimismo, enseña que no hay que juzgar a las personas por su apariencia ni por lo que la sociedad prejuzgue sobre una persona.
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