En un tenebroso despacho
de Agrabah¹, se encontraba Aladino,
un joven detective de espíritu inquieto, rodeado de humo, advirtió de un paquete
lleno de polvo que su secretaria había olvidado entregarle. Dicho paquete contenía
un sombrero de copa mágico²
que parecía salir de
las historias de los cuentos
de Las Mil y Una Noches³.
Al colocarse el sombrero, Aladino sintió una ráfaga de
energía que lo levantó del suelo,
como si lo transportara a un mundo de magia y misterio. Rápidamente, se dio cuenta de que podía volar por los cielos
de Agrabah sobre una alfombra mágica⁴ que apareció
bajo sus pies. Emocionado, decidió utilizar su recién descubierto poder para ir en busca de aventuras emocionantes, ya que últimamente se sentía cansado
de la monotonía. Sin embargo,
pronto se vería involucrado en un enigma
mucho más profundo
de lo que había imaginado.
Una noche, mientras volaba hacia su próxima misión,
escuchó un desgarrador grito de auxilio que venía de un callejón oscuro.
Allí encontró a una joven llamada Alicia7, quien
estaba angustiada porque su amado gato con botas⁶ había desaparecido sin dejar rastro. Decidido a ayudarla, Aladino
prometió resolver el misterio y traer de vuelta a su querida mascota. Las pistas lo llevaron a un personaje inusual:
Homero⁷, capo de la familia
Simpsonetti, un tipo de aspecto amarillento y obsesionado con las botas. Siguió discretamente a Homero hasta un edificio abandonado en las afueras de la ciudad.
Allí, descubrió un escondite lleno de botas,
sombreros y alfombras mágicas robadas.
Parecía que Homero estaba acumulando objetos mágicos con un propósito desconocido hasta el momento. Mientras
investigaba el lugar,
el cual simulaba
una central nuclear en ruinas, escuchó un susurro
enigmático que lo estremeció: "Diecinueve días y quinientas noches"⁸. Era una pista intrigante. Siguiendo la
hipnotizante melodía, llegó al escondrijo donde se habían depositado los numerosos objetos
sustraídos, incluido el gato con botas. Con todo recuperado y Homero
derrotado, Aladino restableció la paz en Agrabah.
Devolvió al gato con botas a Alicia,
quien, agradecida, lo abrazó y le susurró al
oído: “si somos lo mejor de los peores, gastemos nuestro poco albedrío”⁹
justo antes de intentar quitarle la vida.
En ese momento, el ambiente se volvió helado y tenso. Aladino no podía creer lo que estaba sucediendo. Alicia, la joven que había buscado su ayuda, se había revelado como la mente maestra detrás de todo el enigma. La dulce apariencia de la joven se desvaneció, revelando una sonrisa siniestra. Alicia se había valido de Aladino para recuperar sus objetos mágicos, pero ahora su verdadero objetivo era eliminar a cualquier testigo que pudiera exponerla. Ella, con una malévola sonrisa, alzó una daga en un movimiento rápido y certero hacia Aladino. La hoja penetró en su costado, y un destello de dolor cruzó el rostro del joven detective. Tropezando hacia atrás, Aladino se aferró a su último aliento mientras caía al suelo. Alicia, ahora victoriosa, contempló su obra con una expresión fría y calculadora. Había conseguido su cometido; todos los testigos incriminatorios estaban fuera de su camino.
El gato con botas, recuperado de su cautiverio,
ronroneó a los pies de su siniestra dueña,
confirmando que ella era ahora la verdadera capo de la trama Simpsonetti. La ciudad caería bajo su influencia, y nadie
se atrevería a desafiarla jamás. El misterio que había tejido con astucia y crueldad permanecería sin resolver, y
Alicia gobernaría en las sombras. La
noche en Agrabah se volvió aún más oscura, y la magia cayó en manos de una mente maestra del crimen, mientras
Aladino yacía en silencio, víctima de su propia nobleza y su confianza en la humanidad.
1. Agrabah.
2. Sombrero de copa.
3.
Las mil y una noches.
4. Alfombra mágica.
5. Alicia.
6. Gato con botas.
7.
Homero Simpson.
8. 19 Días y 500
noches.
9.
“Si somos lo mejor de los peores,
gastemos nuestro poco albedrío”.
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