CRelato, 16Aladino, IIRuíz

Otro día más, Aladino prepara las cosas para ir a la escuela, pero el día resulta un poco más emocionante porque su clase se va de excursión al museo. En la puerta de su casa le esperan como siempre, sus dos fieles amigos Sinbad y Robin, con quienes compartía un gran interés por la ciencia ficción. Llegaron a la escuela, tarde como siempre, y la profesora Medusa les echó la misma bronca de todos los días. Con la cabeza mirando al suelo subieron al autobús y se encontraron con el resto de sus amigos Arturo, Sandra y Jafar.

Ya en el museo, Hades el guía asignado, comenzó la visita explicando las diferentes partes del museo. Para los alumnos era muy difícil prestarle total atención al guía, puesto que se quedaban impactados con todas cosas que veían y Medusa tuvo que alzar la mirada varias veces. Nuestro particular trío dejó de prestar atención en el momento que llegaron a la zona más galáctica de la exposición y el guía, al ver la situación, les dejó tiempo libre para explorar y que se diviertan un rato. Robin se fue a la zona de naves espaciales y se imaginó siendo uno de esos caballeros Jedi que ve en las películas de Star Wars, luchando con sus espadas láser.

Sinbad prefirió irse a ver los barcos e imaginar que era un pirata conocido por todos que siempre lograba completar sus aventuras, como Jack Sparrow. Junto a su gato Nizam, le gustaba convertir su comedor en un auténtico navío y sumergirse en un mundo de fantasía.

Aladino, en cambio, se interesó más por la zona de los dragones, ya que le encantaba imaginarse volando a hombros de un dragón y recorrer el mundo entero, pues siempre ha querido un dragón de mascota pero como es imposible, a veces se imagina que sus tres gatos son dragones y juega con ellos, de ahí sus nombres: Drogon, Desdentao y Galimatazo.

A veces, solo deseaban que fuera tan fácil como frotar una lámpara mágica y que un genio les concediera un deseo a cada uno como en las películas, pero de ilusiones se vive. Antes de volver con el guía y la profesora encontraron a sus amigos viendo otras secciones del museo como Jafar y Juan, que jugaban a luchar contra grandes molinos como Don Quijote y Sancho Panza o Arturo que hacía alusión a su nombre y siempre estaba leyendo historias o jugando a videojuegos de la mesa redonda y sus caballeros, en este caso observaba un retrato de Excalibur la famosa espada del Rey Arturo. Una vez finalizada la visita, los alumnos se despidieron del guía y regresaron al autobús. De camino a la escuela, dado que era un viaje largo, pusieron “Maléfica" para distraerlos, pero fue inútil. Algunos empezaron con la discusión de cuál era la mejor casa de Hogwarts, seguro fue cosa de Sandra pues ella podía estar mil y una noches si hacía falta hablando de Harry Potter. Unos se decantaron por Gryffindor, otros por Slytherin y hubo un considerable empate, lo que no sentó muy bien a Sandra, ya que era una Gryffindor de pies a cabeza tanto en la web oficial como en el videojuego. Para desempatar, Aladino tuvo la brillante idea a Loki, el conductor del autobús y éste respondió que en su vida había visto Harry Potter y ese fue el final de la discusión.

Finalmente, llegaron a la escuela, donde los esperaba el director Scar y uno a uno le fueron contando sus aventuras en aquel museo lleno de fantasía.

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