Entre sueños y nieve
En un lugar de Los Infiernos (Murcia), vivía una joven murciana llamada Elsa (1) Pataki. Esta joven siempre había soñado con poder ver la nieve, pero, por razones obvias, en su pueblo nunca nevaba y ella continuaba con este anhelo.
Elsa vivía en un hogar humilde, su familia trabajaba en el yacimiento paleo antropológico de la Sima de las Palomas. El sueldo que recibían de este sitio, no era suficiente para viajar en navidad. Por suerte, el padre de Elsa, cada año, compraba un décimo de la lotería (2) de Narnia con la ilusión de que algún año pudieran viajar. Elsa soñaba día y noche con que llegara el día en el que ella pudiera ver la nieve y, de repente, un año tocó.
La joven tenía tanta ilusión por ir que no pudo estar tranquila hasta que llego a la famosísima puerta de Narnia (3). A partir de este momento, Elsa tendrá que continuar sola; ella, armada de valor, se decide y cruza la puerta.
Llegados a este punto, Elsa no conocía el miedo, solo quería ver la nieve, tanto que cruzó sin pensarlo. Una vez cruzó la puerta, se encontró con un precioso y extenso paisaje nevado, pero cuando no había avanzado apenas 10 metros, tuvo que frenarse, ya que dos hombres con grandes abrigos negros (4)la pararon y le preguntaron cuál era su motivo para estar ahí. Ella, nerviosa y eufórica al mismo tiempo, respondió que quería visitar Narnia dado que le había tocado la lotería; ellos simplemente le advirtieron que ‘La noche es oscura y alberga horrores’ (5) por lo que no estuviera sola una vez llegado el atardecer. Ella estaba ansiosa y les preguntó para saber qué podría hacer; ellos les presentaron a dos perros que le enseñarían todo, Balto (6) y Togo (7).
Esta pareja de perros la dirigieron hacia el lugar más importante de Narnia, una altísima montaña nevada (8) hasta en verano, el monte más frío sobre la faz de la tierra. Elsa estaba disfrutando el viaje como nunca antes lo había hecho, tanta nieve a su alrededor, bailaba, saltaba y cantaba (9) mientras tocaba la nieve y la lanzaba al cielo viendo como su sueño se cumplía. Elsa no cabía en sí misma, caminaba incrédula viendo como a su alrededor todo era nieve, fue entonces cuando cayó en la cuenta de que lo que más ganas tenía de hacer era hacer un muñeco de nieve (10)Paró a los perros y se puso manos a la obra, dado a su inexperiencia, logró, gracias a la nieve, tres ramas y dos piedras, hacer un muñeco de nieve, su primer muñeco de nieve al que llamo Fola (11).
Siguió caminando junto a Balto y Togo y fue descubriendo todo un mundo nuevo para ella, árboles nevados (12) , un camino donde dar cada paso constaba, animales que nunca antes había visto, etc. Llegaron a la parte baja de la magnífica montaña, ‘el Everest’ — dijo Balto - ‘solo los verdaderos soñadores la consiguen alcanzar’. En ese preciso instante comenzó a sonar una canción que decía:
‘Por si alguien aún duerme, incendios de nieve y calor’ (13)
Todo se nubló de blanco y de repente Elsa despertó en su cuarto y miró por la ventana, estaba todo nevado y venía un carruaje tirado por caballos por el camino hacia ella. Había despertado en su casa, en Philadelphia (14) rodeada de nieve.
Todo había sido un sueño.
1. Referencia a Elsa, protagonista de Frozen
2. Referencia al anuncio de la lotería
3. Referencia a la puerta de entrada de Narnia
4. Referencia a la Guardia de la noche, de la serie Juego de Tronos
5. Referencia a una conocida frase de la serie Juego de Tronos
6. Referencia a la película Balto
7. Referencia a la película Togo
8. Referencia a la montaña Everest
9. Referencia a un baile que aparece en la película de Frozen, bailado por Elsa.
10. Referencia a Frozen, al momento en el que la protagonista decide hacer un muñeco de nieve con los materiales que se indican en el relato
11. Referencia a Olaf, el muñeco de nieve de la película Frozen
12. Referencia al cuadro de Versalles a Louvisciennes
13. Referencia a una canción de Love of Lesbian
14. Referencia al cuadro ‘Paraje invernal en Philadelphia’
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